lunes, 2 de diciembre de 2013

¿Todavía no hemos asumido que la cultura de la subvención fue una de las principales causas de esta crisis? ¿seguiremos buscando culpables a quienes responsabilizar de nuestros propios actos?

Jorge Ramos
imagesLa economía y los ciudadanos estamos inmersos desde hace años en una catarsis muy dura después de varias  décadas de una larga carrera hacia  ninguna parte,  bueno, sí, hacia esta crisis que finalmente apareció como consecuencia de las famosas hipotecas basura. Pero no nos engañemos, estos productos financieros solo fueron la cerilla que detonó la pólvora que  habíamos ido acumulando  paciente e ignorantemente durante décadas, podía haber sido otra cualquier causa, la crisis, el cambio, estaba servido, solo faltaba saber cuándo se produciría. La cultura de la subvención fue una de las principales causas de esta crisis que, por encima de todo,  ha sido, es y sigue siendo una crisis de valores que afecta a toda la Humanidad. Para unos el detonante fue las hipotecas basura, para otros la burbuja de la construcción, para otros fueron los políticos, para otros…(..) pero esta crisis la hemos creado poco a poco los Seres Humanos y es nuestro propio “monstruo de Frankestein”. Recordemos las palabras del filósofo griego Epicteto de Frigia: “Acusar a los demás de los propios infortunios es un signo de falta de educación.Acusarse uno mismo demuestra que la educación ha comenzado. No acusarse uno mismo ni acusar a los demás demuestra que la educación ha sido completada”.
    EL DIARIO TRABAJO SOBRE UNO MISMOAhora lo que deberíamos evitar es intentar es caer en la fácil solución de volver a apostar por la opción de pan para hoy y hambre para mañana. Resulta evidente la necesidad de dotar de las mayores y más numerosas ayudas económicas para los ciudadanos y ciudadanas españoles en situación de paro, pero estas medidas solo serán pequeños parches en graves heridas si no van acompañadas de la correspondiente y proporcional creación de empleo, ya que este dinero se acaba y si sus beneficiarios siguen sin empleo estaremos en lo mismo.
    De nuevo estamos ante el dilema de regalar peces para comer o regalar una caña y enseñar a pescar. Lo más urgente sigue siendo, evidentemente, que nuestros parados tengan acceso, utilizando la misma metáfora, a unos caladeros donde pescar y ellos mismos poder ganarse el sueldo que sus trabajos merecen. Es preciso que se impliquen todos los agentes sociales y todos los partidos políticos, porque el futuro depende del presente y el presente implica a todos.
     Deben superarse los intereses partidistas, cortoplacistas y parciales que ocultan los propios intereses egoístas tras grandilocuentes proclamas con tintes aparentemente reivindicativos. O remamos todos en el mismo sentido o el buque no se moverá, o en el mejor de los casos girará sobre si mismo sin avanzar hacia ningún sitio.
    Las ayudas institucionales son justas y necesarias, pero los autónomos, las micropymes y las pymes siguen viéndose afectados por  falta de tesorería  y cuando acuden a su banco reciben una negativa por respuesta a peticiones de créditos para financiar proyectos o simplemente para tener liquidez. Es entonces cuando asuntos como el pago del IVA se vuelven complicados y se convierten en ”espadas de Damocles” que pueden colocar a muchos pequeños y medianos empresarios en situación de concursos de acreedores y a sus trabajadores en el paro, engrosando así la cifra de potenciales beneficiarios de esas ayudas que a su vez generarán un  nuevo proceso similar en formato de pescadilla que se muerde la cola.
     Urgen nuevas medidas para combatir la demora; ahora parece que se ha empezado a luchar contra el  problema de la morosidad de la Administración y de las grandes empresas  con las pequeñas y medianas. Pero este problema debería abordarse con imposición y no con sugerencias o dejando la puerta abierta a pactos bilaterales que finalmente desemboquen en más mora como sucede hasta el momento. Necesitamos, urgentemente, liquidez y circulante (el circulante es la sangre de la economía) que permita el crecimiento económico.
    Necesitamos un consumo equilibrado que impida el doble riesgo de inflación/deflación, garantice la existencia de circulante y funcione sin riesgo de nuevas crisis por pinchazos de burbujas creadas por un consumo desaforado y frenético que provoque endeudamientos de las familias y de las empresas. Las ayudas en cuestión son, por tanto, en mi opinión, justas y necesarias, pero sólo si van acompañadas de otras medidas como las que hemos comentado y de otras muchas que pueden diseñarse con el mismo fin.
  En este contexto, parece que empezamos a vislumbrar un punto de inflexión en algunos indicadores económicos como es el caso del consumo.  Cuando el  consumo crece se crea circulante, imprescindible para el crecimiento de las empresas, pero este consumo debe apoyarse en la realidad económica del momento  y no como ha  ocurrido  durante décadas de crecimiento en falso apoyándose en falsos estados de bienestar que estaban apoyados en un endeudamiento galopante de los ciudadanos y de las empresas.

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